miércoles, 25 de junio de 2008

Estudio revela que televisión disminuye la comprensión de lectura en niños


Una investigación de cuatro años de la universidad alemana de Würzburg concluyó que el exceso de televisión afecta el desempeño en menores de 4 a 8 años.

Varios estudios ya lo habían demostrado: ver la televisión tiene una serie de efectos negativos, incluyendo la obesidad. Lo que pocos habían podido revelar es la relación directa entre consumo de televisión y comprensión lectora. Es lo que hicieron los investigadores Marco Ennemoser y Wolfgang Schneider, de la Universidad de Würzburg, Alemania.

Tras examinar durante cuatro años a más de 350 niños de 4 a 8 años de edad, los expertos concluyeron que el exceso de televisión tiene una clara y nefasta incidencia en la capacidad de los pequeños a la hora de comprender lo que leen y, por ende, en su rendimiento académico.

Los expertos dividieron a los niños en tres grupos: los altos consumidores de televisión veían un promedio de 117 minutos diarios, los espectadores medios dedicaban a la TV 69 minutos al día como promedio y los bajos consumían sólo 35 minutos al día. A todos ellos se les aplicó un examen de lectura al inicio de la investigación y otro al cabo de los cuatro años. Los menores de 4 a 6 años de edad y que eran altos consumidores lograron -24 puntos en el primer test, resultado que decayó aún más después del período estudiado: tras cuatro años, habían doblado su consumo de televisión y su rendimiento se situaba en -29 puntos. Los niños de 6 a 8 años y que también veían mucha televisión al inicio de la investigación marcaron -21 puntos en el primer test y bajaron otros dos puntos cuatro años después.

Claro que en ambos casos se trataba de contenidos de lo que se denomina televisión entretenida. Porque los investigadores también analizaron los efectos de la televisión educativa y ahí sí hubo beneficios para los pequeños. Quienes veían este tipo de contenidos marcaron 0,8 puntos en los tests del primer año, puntaje que aumentó a 18 el cuarto año.

EFECTOS NOCIVOS
Varias son las hipótesis que se manejan para explicar los efectos sobre la comprensión lectora. La más conocida señala que, a más tiempo dedicado a ver televisión, menor es el que se destina a los libros. Tesis que quedó comprobada en la investigación: por ejemplo, los niños de 4 a 6 años que veían 45 minutos diarios de TV pasaron a 84 minutos al cabo de los cuatro años.

Sin embargo, hay otra hipótesis que, según el estudio, podría explicar la incidencia negativa de la TV y que tiene alcances mucho más profundos: en la medida que se elevan las horas frente a la pantalla, los niños pierden capacidad de atención y concentración. "La televisión no estimula el desarrollo de áreas del cerebro, como el lóbulo frontal, donde están radicados el lenguaje, la interacción social, la concentración, deducción y atención. Como no hay estimulación, esas áreas se atrofian", explica Valeria Rojas, presidenta del Comité de Medios y Salud Infantojuvenil de la Sociedad Chilena de Pediatría.

No hay estimulación porque la televisión tiene un lenguaje demasiado básico y simple: para entender una conversación cotidiana en la pantalla, el espectador necesita conocer sólo 6.000 palabras, en cambio para entender un libro se necesita manejar, por lo menos, 66.000. Además, la televisión implica una actitud pasiva, es decir, el televidente atiende a múltiples códigos e imágenes sin participar activamente en su procesamiento.

"Ver televisión crea el hábito de no hacer el esfuerzo mental por aprender. En la lectura, los primeros pasos son muy difíciles, sobre todo en la decodificación de contenidos", dice Mónica Guelasaga, sicóloga del Santiago College. Pero el daño puede evitarse, dicen los investigadores alemanes y no sólo prohibiendo la televisión. Porque los niños que desde pequeños "jugaron" a leer con sus padres se habituaron a aprovechar sus tiempos de ocio leyendo y disminuyeron sus horas frente a la pantalla.

LA TELEVISIÓN EDUCATIVA
Según la investigación desarrollada por los expertos de la Universidad de Würzburg, la televisión educativa es el verdadero antídoto ante cualquier mala influencia televisiva. Siempre y cuando haya un adulto que interactúe e interprete los contenidos. La televisión educativa maneja más palabras que la entretenida, entrega nuevos conceptos y significados y está hecha para que el menor interactúe con la pantalla, por lo que se evitan los malos efectos derivados de la pasividad del sujeto.

Sin embargo, como aclaran los especialistas, el rol de adulto como guía es fundamental. "La idea es que los padres guíen la enseñanza de estos programas y les expliquen más en profundidad aquellas informaciones que a los niños les cuesta entender", afirma Valeria Rojas, del Comité de Medios y Salud Infantojuvenil de la Sociedad Chilena de Pediatría.

Actualmente, en Europa se vive una fuerte regulación de la programación infantil. En los países escandinavos, por ejemplo, los horarios en que los niños están en sus casas, por lo general durante la mañana, la programación no contiene comerciales y los programas emitidos por la televisión abierta son absolutamente educativos.

Vía La Tercera

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